He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Apocalipsis 3:20
Oír la voz de Dios, comienza a suceder cuando nos rendimos a sus pies, ya no vivo yo, Cristo vive en mi. Es rendir nuestras almas a una verdad de Dios revelada que crece y perdura, tomando un carácter legitimo en la administración dada, es rendirnos a nuestros deseos personales, para que el Espíritu Santo de Dios obre con poder en nosotros, sea el quien obre en nuestras vidas en Gracia, permaneciendo en Su temporada. En el consumado es. Donde todo se ordena en el mega de Dios, es disfrutar de Su ley para accionar a sus recursos legítimos, es conocer los derechos del autor, para sumergirnos en Su verdad Presente.
Guardar la Palabra de Dios nos protege de las grietas del camino, para que Su verdad perdure, y gobierne en nosotros en la guardia real el orden establecido, es la comunión Perfecta del Padre con el Hijo. Es la Palabra que perdura, que organiza el camino santo, nos hace edificables, y edificadores la Iglesia Dispuesta. La Verdad Presente revelada en Dios, nos hace sin mancha, por Su infinita Gracia. Porque sólo esa visión Celestial puede hacer que nos veamos cómo piezas acabadas. Sin defecto, ni arruga delante de nuestro Señor, limpios, santificados en Él. Sus cuerdas de amor cayeron sobre los dispuestos en hacer la obra encomendada.
Son aquellos que no se frustran ante las distracciones, sino que se sacuden ante la adversidad, vuelven a erguir sus espaldas porque la carga es ligera, para los que abrazan sus promesas. Mujer virtuosa, ¿Quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. Proverbios 31:10
Sólo debemos pasar en Fe a la próxima estación que Dios preparó para nosotros, todo aquello que esperamos ya fue dispuesto en Dios. La Palabra nos dice: No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré. Diré al norte: Da acá; y al sur, no te detengas trae de lejos Mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, todos los llamados en Mi Nombre; para Gloria mía los he creado, los formé y los hice. Isaías 43:5-7