Esfuérzate y sé valiente, porque tú serás quien reparta a este pueblo, como herencia, la tierra que juré a sus padres que les daría. Pero tienes qué esforzarte y ser muy valiente. Pon mucho cuidado y actúa de acuerdo con las leyes que te dio mi siervo Moisés. Nunca te apartes de ellas, ni a la derecha ni a la izquierda, y así tendrás éxito en todo lo que emprendas. Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien. Escucha lo que te mando: Esfuérzate y sé valiente. No temas ni desmayes, que yo soy el Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas.(Josué 1:6-9)
Cuándo una nueva temporada llega a nuestras vidas,un nuevo ciclo.Los dones del espíritu fluyendo con lucidez divina de manera continua,provisión abundante,nuevas vestiduras espirituales.
Puede que el Padre nos esté preparándonos para dar un paso más trascendente.Así también,cuándo un bebe se está gestando en el vientre de su madre.Algo nuevo,algo que tu y yo,no teníamos idea de la magnitud y elocuencia,que el espíritu del Reino traería.Toda debilidad,que llevamos en nosotros mismos, nuestro yo (no el diablo)intentará por todos los medios apartarnos de este tesoro que Dios a preparado para nuestras vidas.
(Temor-incredulidad-avaricia-
falta de conocimiento-pereza,división-
pobreza-enfermedad-desanimo)
Estas armas buscará el enemigo para derrotarte,armas que llevas dentro.
Cuánto más bebamos del fluido divino,más desintoxicados estaremos de estas cosas.Entonces discernirás de manera precisa ,que esto no pertenece al Reino de Dios,alcanzarás con éxito,entrar en la nueva temporada que Dios preparó para nosotros en cada etapa de nuestras vidas.
Y todo el que compite en los juegos se abstiene de todo.Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible,pero nosotros,una incorruptible.(1Corintios 9:25)
Siempre abra una nueva temporada,lo importante es,no perder ninguna de ellas,para estar en el momento justo y en el lugar que Dios nos ha mandado.